La glándula tiroides, o *glandula thyreoidea* en latín, es una glándula productora de hormonas situada en el cuello, justo debajo de la laringe. Las hormonas tiroideas influyen en diversas funciones esenciales del cuerpo, como el metabolismo, la producción de calor corporal y el metabolismo del calcio. Si la glándula tiroides produce muy pocas hormonas, se desarrolla una condición llamada hipotiroidismo; si produce demasiadas hormonas, surge el hipertiroidismo.
Sin una glándula tiroides que funcione correctamente, es difícil sentirse bien. La tiroides regula toda la producción de energía en el cuerpo, lo que destaca la importancia de su funcionamiento óptimo. El objetivo es lograr que la tiroides vuelva a funcionar de manera eficiente. Ayudar a la glándula tiroides con una dieta adecuada, buena nutrición y reducción del estrés es el primer paso hacia una tiroides más saludable y un mayor bienestar general.
Consejos para problemas de la tiroides:
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Tomar selenio, zinc, cobre, manganeso y L-tirosina
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Consumir yodo en caso de deficiencia confirmada
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Verificar niveles adecuados de vitamina C y vitamina B6
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Evitar productos de soja
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Asegurarse de que las glándulas suprarrenales funcionen correctamente
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Gestionar el estrés
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Mantener una buena dieta y minimizar los carbohidratos refinados
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En casos de hipertiroidismo, los ácidos grasos omega-3 pueden ser beneficiosos ya que reducen la inflamación en el cuerpo
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Consumir la hierba ashwagandha
Efectos secundarios del hipertiroidismo
Cuando la glándula tiroides produce demasiadas hormonas tiroideas, el metabolismo del cuerpo se acelera. El hipertiroidismo, la tirotoxicosis, el bocio tóxico o la enfermedad de Basedow (también conocida como enfermedad de Graves) son condiciones relacionadas con la sobreproducción de hormonas tiroideas. La enfermedad de Basedow es un trastorno autoinmune en el que los anticuerpos presentes en la sangre, en lugar de inhibir la función tiroidea, la estimulan, lo que provoca una producción excesiva de hormonas tiroideas. Las personas con alguna forma de hipertiroidismo suelen sentirse agotadas, pero tienen dificultades para relajarse. La inquietud, el nerviosismo, la sudoración incluso en ambientes fríos, las palpitaciones y los temblores son síntomas comunes. El hambre constante y la pérdida de peso a pesar de una alta ingesta de alimentos también son señales típicas. Otros síntomas pueden incluir heces más blandas, hipertensión arterial, sensación de cuerpos extraños en los ojos y sensibilidad excesiva a la luz y al viento.
Problemas asociados al hipotiroidismo
Existen diferentes niveles de producción insuficiente de hormonas tiroideas: primaria y secundaria. Ya sea que se trate de hipotiroidismo primario, secundario o de una función tiroidea ligeramente reducida, los problemas pueden ser numerosos y desafiantes. Algunos de los síntomas asociados al hipotiroidismo incluyen fatiga, sensación de frío, problemas de memoria, estreñimiento, necesidad aumentada de sueño, metabolismo reducido, pérdida de cabello, cabello seco, uñas quebradizas, calambres musculares, trastornos del sueño, sobrepeso (y en algunos casos, bajo peso), sudoración reducida, así como síntomas de depresión y pensamientos suicidas. Por desgracia, los síntomas son a menudo vagos y no siempre es posible diagnosticar problemas tiroideos únicamente mediante análisis de sangre. Muchas veces, el hipotiroidismo no se detecta. Sin embargo, los síntomas no mienten. Para entender cómo mejorar la función tiroidea, es importante tener una comprensión básica de su funcionamiento.
Cómo funciona la tiroides
El hipotálamo en el cerebro recibe información sobre los niveles de hormonas tiroideas en la sangre y, en función de esto, envía más o menos de una hormona llamada TRH (hormona liberadora de tirotropina) a la hipófisis. La hipófisis, a su vez, produce una hormona llamada TSH (hormona estimulante de la tiroides), que se envía a la glándula tiroides y le indica que produzca la tiroxina (T4), un prohormona, y la triyodotironina (T3), la hormona activa de la tiroides. La mayor parte de la T4 se convierte en T3 en el hígado. Los riñones, los músculos y el cerebro también pueden convertir T4 en T3. La hormona T3 se transporta a las células, donde regula la velocidad del metabolismo celular para establecer una tasa metabólica básica en el cuerpo. Como la producción de energía celular genera calor, una producción insuficiente de hormonas tiroideas reduce tanto la producción de energía como la de calor, lo que explica la sensación de frío en el hipotiroidismo. Cuando los niveles de T3 y T4 en la sangre son bajos, el hipotálamo ordena a la hipófisis, a través de un mecanismo de retroalimentación negativa, que aumente la producción de TSH para estimular la glándula tiroides. En el caso contrario, niveles altos de T3 y T4 llevan al hipotálamo a reducir la producción de TSH, disminuyendo así la producción de hormonas tiroideas. Los niveles hormonales de la tiroides no suelen variar significativamente día a día, sino más bien semanalmente, lo que puede explicar la fatiga relacionada con la tiroides durante los cambios estacionales, cuando la glándula tiene dificultades para adaptarse a las fluctuaciones de temperatura.
Causas según la medicina convencional
El hipotiroidismo clásico se caracteriza por un nivel elevado de TSH junto con niveles bajos de T4 y T3. La TSH está elevada porque la hipófisis intenta estimular la glándula tiroides para que produzca más hormonas. Según la medicina convencional, la causa más común de esta producción insuficiente es una enfermedad autoinmune, en la que los anticuerpos destruyen el tejido tiroideo, impidiendo que la T4 se produzca en cantidad suficiente. Otras causas pueden incluir la deficiencia de yodo o problemas en la hipófisis. Además, los cambios de temperatura también afectan a la tiroides, ya que debe ajustar la producción hormonal, algo que generalmente ocurre en unas pocas semanas.
Causas según la medicina complementaria
Según la medicina complementaria, el hipotiroidismo puede deberse a deficiencias nutricionales (ver más abajo). Un consumo elevado de productos que contienen isoflavonoides, como la soja, también puede tener un impacto negativo en la tiroides. El consumo excesivo de alimentos crudos que contienen goitrogénicos, que inhiben la absorción de yodo, también puede afectar negativamente a la tiroides. Estos alimentos incluyen coles de Bruselas, brócoli, col, rábano, coliflor, yuca, mijo y col rizada. Aunque estos alimentos son saludables, su consumo excesivo, especialmente crudos, puede agravar los problemas de tiroides. Por otro lado, fumar afecta negativamente a la tiroides, especialmente en casos de enfermedad de Basedow. Algunos compuestos del tabaco, como el cianuro, se convierten en tiocianato, lo que dificulta la absorción de yodo y la producción de hormonas tiroideas.
Diagnóstico
El diagnóstico de hipotiroidismo en la medicina convencional se basa casi exclusivamente en análisis de sangre que miden los niveles de T4, T3 y TSH. Si estos valores son normales, generalmente se descarta el hipotiroidismo, incluso si el paciente presenta síntomas. Sin embargo, los análisis de sangre pueden no detectar algunos casos, especialmente aquellos subclínicos. En estos casos, los análisis de orina pueden ser más útiles para detectar alteraciones que no aparecen en la sangre.
Tratamiento
En España, el tratamiento más común para el hipotiroidismo es la levotiroxina. Sin embargo, si existe una deficiencia de yodo, este tratamiento puede empeorar los síntomas, ya que aumenta la necesidad de yodo, reduciendo su disponibilidad para los tejidos del cuerpo. Por lo tanto, antes de comenzar un tratamiento con levotiroxina, es fundamental verificar los niveles de yodo. Si existe deficiencia, el tratamiento podría no ser eficaz e incluso agravar los síntomas, independientemente de la causa del hipotiroidismo.
La tiroides y la nutrición
Desde un punto de vista nutricional, el hipotiroidismo también puede ser causado por la falta de nutrientes esenciales para la producción de T4 o para que las células respondan adecuadamente a T3. Sin estos nutrientes, la tiroides trabaja en condiciones desfavorables. Nutrientes como el selenio, zinc y cobre son necesarios para que el hígado convierta T4 en T3. El manganeso es crucial para las enzimas antioxidantes en la tiroides y el hígado, asegurando que ambos órganos funcionen de manera óptima. La L-tirosina, con la ayuda de las vitaminas B6 y C, desempeña un papel importante en la producción de hormonas tiroideas a través de TRH y TSH. Además, hierbas como el ashwagandha y el Commiphora Mukul pueden mejorar la función tiroidea al aumentar la capacidad antioxidante del hígado, donde se realiza gran parte de la conversión de T4 en T3.
El estrés negativo y la tiroides
El estrés crónico es especialmente perjudicial para la tiroides. El cortisol, producido en situaciones de estrés, inhibe la enzima responsable de convertir T4 en T3. Si las glándulas suprarrenales, que producen cortisol, no funcionan correctamente, esto puede empeorar los síntomas tiroideos. En algunos casos, los medicamentos para la tiroides no son efectivos, e incluso pueden empeorar la situación si las suprarrenales no se abordan simultáneamente. Por ello, la gestión del estrés es crucial tanto para la salud de la tiroides como para la de las glándulas suprarrenales.
Palabras finales
Cada día tomamos decisiones que pueden mejorar o empeorar nuestra salud. Empieza hoy y recuerda que la salud no es un accidente, sino el resultado de elecciones conscientes hechas cada día, paso a paso.